sábado, 29 de noviembre de 2008

•Tu puedes Billy

Personajes de plastilina
en su set calórico
de luces.
Desglosando cada segundo 
de una historia inventada 
para ellos
se mueven, se derriten,
animan a su estático
permanecer en el escenario
caminan frente al pestañeo 
de ojos mecánicos
con sus colores
y juegan a ser superhéroes 
desarmados.
Personajes de plastilina
se derriten 
frente al pestañeo 
de ojos mecánicos

jueves, 27 de noviembre de 2008

•Viaje

la sangre corriendo
en las piernas
en los pedales
en las ruedas
en el dubujo
de cemento
que deja
la bicicleta
una noche 
de verano cualquiera.

martes, 25 de noviembre de 2008

ºno entiendo

frías bolas de agua blanca golpean el cristal de mi habitación en este inhóspito lugar cercano al centro de la tierra en el que las palabras vuelan y el sol se esconde. el viento suspira imágenes perdidas que nadie ha buscado nunca y el hielo que corta tu cara cuando cruzas la calle las ha juntado en un continente extraño al sur de este planeta. allí están las vidas que nunca han sido vidas, las historias jamás contadas que tú imaginas, que a veces sueñas.

lágrimas eternas que ruedan ladera abajo, madera abajo, edificio abajo, tu cuerpo abajo... goteras en el corazón de algunos habitantes que desesperan porque aún no pueden cruzar a esta parte del mundo, que no saben, que no entienden... y yo me pregunto por qué bajan esas gotas si es mejor subir, de qué huyen, de quién se esconden. por qué no vuelven.

madrid no entiende de lluvias. y yo tampoco.

sábado, 8 de noviembre de 2008

•Ojos

Que esta luz te achine los ojos
como las luces altas de los autos
o esas que se prenden
cuando uno está dormido.
Que se te vuelvan
chiquititos
inservibles,
degenerados,
impunes,
impresionantemente ínfimos.
Que se vuelva pequeñez 
tu pupila derecha,
y que la izquierda 
explote dentro de tu párpado.
Pasaría horas enteras esperando 
que esa luz te duela,
si es como imagino.
Si te ves tan hermoso
cuando se hace de día
y corro la cortina.
Si tus ojos dormidos, 
remolonean en mis brazos.

.octubre

Resulta que ahora las horas parecen haber sido una cosa rancia, una noche digna de volver en taxi, o caminando, qué noche tan linda, caminando por esas calles tan ajenas. Se vio emparejada con el aire encapsulado del recinto, del desprolijo recinto que le engordaba el ego. Cada cosa dispuesta como al descuido, cada grieta sonriendo como si quisiera decir: estoy a propósito. Para que nadie lo crea.
Dudó, pensó en el posible taxi, pensó en la calle tentadoramente desierta y fría, con ese frío acojedor de octubre. Y mintió. Dijo que prefería quedarse un rato más, la era todavía paría un corazón en ese entonces.
Y en ese entonces quizás pudo haber sucedido uno y mil octubres. Casi fugazmente su boca le trajo al Loco. Tan real que quiso salir corriendo, como si hubiera visto un fantasma. Estaba prohibido, estaba totalmente prohibido. La boca del Loco, la última vez le había dicho que le quedaba demasiado bien el pelo desordenado. Ella no sabía si era un halago o uno de sus comentarios al descuido, que decía con clara intención de que se llevara el viento.
No hubo nada de eso. El firme tic tac de octubre fue tallando cada segundo, cada trago, mirada, mordida, palabra, estocada en el corazón y en las uñas.
Apenas dos halagos forzados. Y el deseo de amanecer de jazz en otros brazos.

Y es que octubre siempre va a ser un octubre que perdí hace años, un aniversario de nostagia, de últimas veces, de últimas cosas.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

•Olvido

"Vivió a mi alrededor durante dos años y no tengo ningún recuerdo sobre el color de sus ojos..."
Abelardo Castillo



Quisiera recordar(te)
como aquel verano
tardecita-noche
con la manguera
regando el patio
que alguna vez fue
infancia.
Esos ojos que se 
figuran azules, o 
verdes, o
negros, violetas.
Recordar tus manoplas,
tus guantes de cocina
y el azulejo azul 
en la pared blanca del baño.
Recordar(me) el 
jazmín del aire y las flores
en el pelo.
Recodar porque 
olvidaba
mi paraguas siempre
que iba a buscarte.

lunes, 3 de noviembre de 2008

.álbum


Discover Norah Jones!

(escuchando esto en este momento)

Pequeña, soy pequeña, lo saben, las rodillas demasiado huesudas... mis tobillos. Pequeñísimamente pequeña en este inmenso océano de olvido.
En cáscara de nuez me pierdo, con temblor agorafóbico, con temor a lo desconocido. Pequeñísima.
Todo tiende a la homogeneización a veces. Yo, sin embargo, fracciono, me fracciono, me reparto en varias piezas, por no decir que caigo y me rompo en mil pedazos.
Y no encuentro palabras en ningún lado que saquen la pequeñez, la infimidad que soy y la enormidad de todo lo que siento. Intento sacar esa gigante masa de sucesos, semanas y nombres.
Pero nada, solo salen palabras desnudas, desolladas, calientes, recién hechas, sin pulir.
Lo que llueve ahora es una necesidad celeste de prescindir de miradas con manos y frases retorcidas.
Quiero cambiar las figuritas de este álbum para siempre.