lunes, 31 de agosto de 2009

.despertar

La mañana se atrasa entre un cansancio como de 500 kilos.
Las gotas pesan más o menos eso, también, y caen convencidas de que me gusta su música.
Escucho, aún con los ojos cerrados, y el estado de no-sueño es un tobogán altísimo que termina en un día que hay que abrir como regalo de cumpleaños. Para comenzar cosas. Para terminar otras. Para iniciar la hibernación sutil de oruga inútil.
La lluvia me dio una tregua de cuatro días para terminar de disfrutar lo que debería haber disfrutado antes. Una tregua de domingo en que me llené la panza de cosas ricas, cariño a más no poder y risas.

La mañana se atrasa mientras decido qué es parte de mi despertar y qué puedo dejar en el universo de sueños. Pienso, quizás por única vez, que fui buscada, que algunas personas alguna vez me entraron a su vida. Sonrío.
La lluvia acusa recibo y finalmente me hunde en la certeza de iniciar con agua y gris la semana. Y todo se hace más triste, pero más normal.

1 comentario:

Carolina dijo...

Bienvenida despues de un descanso...
aunque el cansancio sea mayor
aunque las ganas de remolonear sean tan grandes que no puedas sacudirlas...

valio la pena de todos modos
Un abrazo