lunes, 22 de febrero de 2010

Acantilado

Todos con las puntas de los pies saludando a la nada. Como esperando el disparo de largada, todos con la mitad de cada pie ventilándose en el vacío, a punto de saltar, amagando decisiones de perderse en una incertidumbre colectiva.

Que la lluvia me moje, me recorra toda, me empape, cumpliendo su promesa de dejarnos vivir ayer, una noche.
Que la lluvia me moje, mientras escurro mis pestañas húmedas sobre la alfombra, tiritando de una corazonada.

Que me invada el vértigo de caer rodando por ese acantilado. Tengo ropas viejas que piden recambio. Que la lluvia las moje y alguien me las saque, con su nombre...

domingo, 7 de febrero de 2010

.missing

"everybody wants freedom
one by one
march to the sun(...)

what i hope is buried in the deep, deep
what i miss
is something only you can say"

Extrañar se parece tanto a un día lleno de lluvia. Extrañar sin saber qué se extraña, sentirse uno tan tonto consigo mismo.

En días de humedad que simula un frío que no existe, tiendo a extrañar esa cama enorme que me albergaba hace seis años en un planeta desconocido. El frío extremo de afuera, los pasillos con moquette, la casa oliendo a comida casera, dulces, niños, una calma hecha de voces alegres.

Extraño el frío de la vereda en que te encontraba para pactar tácitamente una taza de café. Caminar con la alegría enemiga del invierno, sosteniendo castillitos de arena con mis manos ocultas por los guantes. Seis años después y con otro frío, la calle olía por un rato a comida casera, dulces, niños...

Extraño las almas que fueron mías durante tantas madrugadas y que luego ahuyenté. El frío, el calor, el invierno, el verano... extraño ese olor a hogar lejos de casa.

sábado, 6 de febrero de 2010

Vive por mí, que yo...

"La calle es la noche,
las caras el día,
puertos en la inmensidad.
Siempre se quiere volver a salir
luego sentir el calor de algunos leves pasos:
pasos que acaso den al borde de un enorme salón.
Donde dormir..."

Somos puertos en la inmensidad. Siempre evitando los faros y las náuseas. Siempre incautando barrancos para resbalar hasta la otra ribera.

"Aún quedan mil muros en Berlín...
desnudate por ahora,
hasta que salga el mar..."

miércoles, 3 de febrero de 2010

.fugaz

El cielo fugaz
olvida la gracia de las nubes.
Yo buscaba hemisferios para convertir en almohadas
y luces que apagaran todo rastro de palabras.
Allí hinqué mis uñas, mi pelo ardiendo, mi silueta de esqueleto, mi animal prejuicio
allí escuché el grito protagonista
de todo silencio.
El cielo fugaz
perdona el cuerpo de las nubes
en un intento por recuperar
el infierno perdido.