Y mi amiga lo describió por las dos.
Eso parecido a la felicidad se encuentra en tantos momentitos. Aunque las chatitas hacían doler los pies y el viento amenazaba. Mi casi final tuvo un recital y después, después ese glorioso chaparron que aplaco todos los resabios de hippies alcoholizados.
Y esa llamada desde el baño de mujeres de un bar, a esa hora. Esa voz como cierre de un día de esos que está bueno no olvidar.
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