Hace como un año vi algo igual. Quedó en mi memoria. Un detalle casual desde la ventanilla del ómnibus que me hizo sonreir y pensar en mil cosas loquísimas y graciosas.
Hoy de nuevo, en otro lado, a la altura de Tres Cruces, por la parada del Hospital Italiano, un padre y una hija. Ambos con remera anaranjada, de la mano, contrastando con el gris de este día lluvioso.
Hace un año igual, una madre y una hija (si me habrá quedado en la memoria que recuerdo dónde, allá por Arenal Grande y Uruguay) también un día plomizo, ambas de remera anaranjada, de la mano, caminando sonrientes. Y yo desde la ventanilla de un ómnibus.
En ambas ocasiones me sorprendió lo mismo, el hecho de que ambos tuvieran la misma prenda o el mismo color fuerte, liso, y la relación cromática de la ropa con el día de lluvia. Mucho más me sorprendí la segunda vez, al recordar repentinamente la primera.
Un detalle en la ciudad, un guiño a mi mente que guarda ese tipo de cosas y relaciona partes de canciones con lugares donde son escuchadas, restos de conversaciones con un olor, un detalle en el pelo, un gesto con los dedos. Colecciono ese tipo de cosas, sin saberlo, a veces... Hoy vi un nuevo ejemplar de eso que tiempo atrás me maravilló.
Quería compartirlo en este rincón. ¡Es tan lluvioso!