viernes, 11 de abril de 2008

.desconocido

- ¡Qué clima! ¿eh?
- Querrá decir 'qué tiempo atmosférico'; el clima es un promedio de los estados del tiempo en una región durante un período de aproximadamente diez años.
La señora trueca su sonrisa, preámbulo de simpatía, en un gesto de confusión, pero no desiste de entablar conversación con el desconocido que ha ocupado el asiento de al lado ni bien ella ocupa el suyo.
- Tengo un nieto de su misma edad... - comienza nuevamente.
- ¿Y cómo sabe mi edad? - Esta vez la mujer se endereza en el asiento y gira un poco para mirarlo con más atención. Por su parte, él mira hacia afuera por sobre la nariz de su compañera de asiento, como si nada extraño hubiera sucedido.
- Bueno, déjeme adivinar - prosigue la mujer con admirable buen humor, pero también un poco de cautela.
- Como dejarla, la dejo - responde él, con el mismo tono impasible de antes.
La señora suspira y mira un segundo el vidrio empañado y sucio del ómnibus.
- Debe tener unos veinticinco, mi nieto mayor tiene esa edad.
Por primera vez él le sonríe y la mira.
- Veintisiete - afirma, convencido de que la rotundidad de la respuesta acabará con la charla. Pero esta ola de optimismo caduca con una nueva frase.
- ¿Y qué hace? ¿Estudia?
Él se limita a sonreir tristemente y fijar la mirada en los goterones que resbalan por los vidrios.
El coche se detiene, se intercambian algunos pasajeros y la mujer aún aguarda la respuesta del desconocido.
- Me asombra su interés. - le explica él apenas mirándola de reojo, procurando concentrarse en la ventanilla - De veras que el tiempo está terrible.
- Está terrible, sí.
Él toma las manos de la mujer entre las suyas, hundido por la culpa de haber jugado con esa situación que lo debilita.
- ¡Pero qué joven tan cariñoso! - Dice con toda naturalidad la señora, mientras la cabeza de él cae sobre su hombro, conteniendo una oleada de sollozos.
Algunas cuadras después, un frase arranca a la mujer de su letargo. Su compañero se incorpora y la toma dulcemente del brazo.
- Vamos, abuela, la que viene es la del hospital.

1 comentario:

yo mismo dijo...

tus palabras tienen la extraña capacidad para dejarme en silencio.

triste pero entrañable, una realidad como cualquier otra, una triste realidad. aunque también entrañable. viejos que vuelven a ser niños... una de esas paradojas con las que nos sorprende la vida. aunque no siempre sean positivas.

un beso.