miércoles, 25 de noviembre de 2009

.de pies a cabeza

El calor desesperaba los poros.
El olor a pesadez enardecía la calle, el lento peregrinar de los ómnibus mientras intentaba conciliar mi hambre de letras con los cuentos sobre la nada de Carver.
Arrancaba pedacitos de ánimo de cualquier cosa, meintras marchaba ciegamente a un lugar donde debería dejar de lado la baja presión y poner mis neuronas a trabajar.
Calor... este calor de noviembre al que ya me había desacostumbrado.
Pero salir a la incertidumbre de la noche para que un balde de agua me dejara desamparada, sin techos, sin más salvación que la de correr procurando no resbalar, mojada de la cabeza a los pies, intentando ver con los lentes completamente cubiertos de pequeñas gotas, los pies viscosos, los paraguas de otros que me cierran el paso y no deciden acompañarme.
Pero entonces la risa. Viene de muy adentro, brota de algún lugar casi secreto y sin aparente razón, proque no era divertido tener que ir a una conferencia mojada completamente, surge y me llena las venas, un espasmo atrevido me recorre y me largo a reir así, corriendo para no perder el ómnibus, al ver la cara del guarda que recibe mi billete mojado, los pasajeros que me observan mientras me saco los lentes y hago el gesto de secarme la cara, aunque es inútil porque mi mano también está llena de agua.
Y me río... me distiendo un poco.
La lluvia pasa, como todo.





Anni Rossi - Machine

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