jueves, 6 de octubre de 2011

•Baleno.

Adrián Berra



Baleno, me gustaría tener un baleno. En el libro “Amor y Anarquía, la vida urgente de Soledad Rosas”, Sole en los últimos meses de su vida, conoce a un tipo llamado Edoardo Massari al cual la gente apoda “baleno”. Baleno en Italiano, significa “rayo”. Hipnotizada por el libro, caí en cuenta que no importa el hombre, sino el apodo. Este hombre, había estaqueado el alma a Soledad y por eso valía todo su nombre.
Pues eso, me gustaría tener mi propio baleno, uno que esté conmigo si el destino son unas sierras al costado de un campo de manzanillas, en una casa tranquila y austera, con aberturas verdes, e interminables cortinas blancas, con una cama de caños viejos, y un gran horno de barro donde yo cocinaría mientras mi “baleno” toca la guitarra, sentado en una silla de madera azul. Toca la guitarra, me mira, vuelve a tocar la guitarra, y mientras limpio los restos de harina que tengo en mi frente, él se para, tranquilo, me da un beso, me agarra la cintura y salimos al patio, campo de manzanillas, tiramos una sábana (todas nuestras sábanas serían de colores pasteles, y sin estampados, todas lisas, y muy suaves) y nos matamos a amores, tendidos con el hermoso sol de la sierra.
Luego fumaríamos porro, o antes, o siempre, y nos besaríamos largamente. A la noche llegarían las visitas y la comida estaría lista, y nosotros felices, en nuestra hermosa simpleza.
O por ahí a mi baleno y a mí nos toca esta ciudad, o cualquier ciudad, noches de pachamama y ron, o whisky, o rock and roll. Por ahí nos toca perdernos entre los autos y las luces, curtirnos en cualquier esquina de la calle Güemes, besarnos en cada cuadra un par de minutos, y volver al departamento minúsculo donde por tanto amor nos cortaron el gas. Las persianas siempre a medio cerrar, porque a mi baleno le molesta la luz del día, porque le escapamos a la ciudad cuando no la consumimos. Porque aquí, lo único que tenemos de paz son nuestros brazos, y compramos comida todos los días porque no gastamos nada de nuestro tiempo en eso, porque no queremos estar separados ni un poquito, porque lo mejor que tenemos en nuestra vida es arañarnos la piel en nuestra cama, rota, destartalada, con los pelos enmarañados, cantando canciones de cualquier tipo y gusto a alcohol en la boca, gusto a vicios, eternos vicios que nos salvan de aquello que creíamos que era bueno y nos terminó matando (como otros amores, por ejemplo).
En definitiva, en el lugar que sea, quiero que sea. Por un par de meses que duren para siempre.
Un baleno que sea luces en la tormenta, que me haga mojar la cara y estremecer el cuerpo, que no me asuste en esta lluvia.
Quiero un baleno que me saque de mi maldita teoría de ser transición de la vida de los hombres. Uno que me parta el alma cual rayo, uno que me asegure, que no voy a ser nunca más el paso entre estados de ánimo de cualquier hombre que vuelva a cruzarme. Uno que me prometa, que con él, se terminaron las transiciones, que nunca más deberé preocuparme por cualquier otro aroma, que no sea el nuestro.

2 comentarios:

Georgia SinClaire dijo...

*

Esta vez, la carita se empapó y ya no de lluvia.

:)

(que lindo un Baleno, cuantas cosas quisiera contarte ahora, mientras me pasas el mate y nos miramos la pintura saltada de las uñas, sonriendo y la ventana pasa a ser indiferente)

Eclipse dijo...

de una vez y para siempr...
el amor debería ser ese baleno que nos atraviesa el alma de una vez y para siempre.
un baleno para eso, para ser simples, un fogonazo de luz que nos traiga la simpleza y la serenidad de un hombre para siempre