sábado, 24 de mayo de 2008

.hit

Correr descalzos por debajo del cordón de la vereda, pisando la calle toda mojada, fue un verdadero hit.
Los vecinos sacudían la cabeza y espiaban casi indignados detrás de las cortinas.
Nosotros calculábamos las pequeñas corrientes de agua y nos lanzábamos en carrera calle abajo.
La etapa de los barquitos de papel estaba superada. No había nada mejor que sentir esa humedad resbalosa y prohibida bajo los pies.
El invierno nos congelaba pero alguno que otro día salíamos a pasear por esos ríos imaginarios, venciendo tempestades y acumulando resfríos hasta que casi nos curábamos de espanto.

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