lunes, 9 de junio de 2008

.psicología móvil

La noche lo tenía acostumbrado a esa especie de profesión altruista. La noche le gustaba, siempre le daba un toque distinto a la jornada laboral, sin las prisas de la ciudad cansada, sin la alegría hipócrita y la agitación del día, le permitía escuchar voces seductoras por la radio, amar la ciudad en secreto y cruzar semáforos en rojo.
El ser 'tachero' lo incluía, como a todos, en una categoría aparte dentro de la población urbana. A él le parecía apropiado para la vida humilde y sin demasiadas pretensiones que llevaba, lo alojaba dentro de un círculo indefinido, no era ni un privilegio ni un horrendo estigma.
Lo que también hacía era permitirle sacar de sí algunas cosas, más que nada a la noche, con el ambiente generado por los programas románticos de turno y el asiento del acompañante como diván. La mampara simplemente le prohibía oficiar de confidente, ponía una distancia claramente tangible y personal frente a sus clientes, aunque no negaba que en ciertas ocasiones lo prefería.
Una vez ajustado el cinturón de seguridad, cuando los viajes eran de distancias considerables, se iniciaba el rito de los lugares comunes, las preguntas y frases clásicas, los tópicos infaltables; el estado del tiempo, de las calles, la inseguridad, la zona de destino de su pasajero y cada tanto los temas se derivaban, en el mejor de los casos, en sinceras confesiones de historias que, de haberlas anotado, podrían ser publicadas en un enorme y lucrativo libro.
Pero lo bello de ese trabajo era la similitud con la condición del analista profesional, se mantenía ese tácito pacto del silencio.
Aquella noche hacía demasiado frío para ser mayo. Una llovizna finita había dejado las calles más frías y tristes que de costumbre. El semáforo en rojo lo hizo detenerse y cuando estaba a punto de retomar la marcha, un brazo flaco y casi desnudo le hizo señas.
Se subió en el asiento de adelante, murmuró un buenas noches y respiró hondo. Dio una dirección, que a él le pareció más una frase al azar que otra cosa, y se recostó bruscamente hacia atrás.
Era fea. Una muchacha escuálida y bien fea, con un pelo rubio y sin forma que le caía hasta la cintura. Llevaba un abrigo largo que dejaba ver unas piernas invariablemente flacas, huesudas, dibujadas por las roturas de unas medias negras.
Condujo en silencio por unas cuantas cuadras, presintiendo una crueldad extraña detrás de su razón para tomar el taxi.
La fealdad pareció dolerle, cayeron unas cuantas lágrimas silenciosas que oscurecieron un poco su abrigo y que se apuró a secar con una manga, al mismo tiempo que limpiaba un poco su nariz.
Lo miró fijamente. Él sintió una enorme compasión por aquella figurita que se desarmaba en el asiento de al lado y presintió que todo tenía que ver con que era fea.
La idea le revoloteó durante un rato, a medida que se acercaban al destino solicitado.
La ciudad era nadie, sintió más que nunca que nada más se prestaba de escenario para esa situación que veía desdoblarse en su mundo de cuatro puertas.
Llegó a destino, estacionó y le informó sonriendo el precio del viaje. Ella sacó con sus dedos amarillos unos billetes arrugados y unas moneditas extra.
Entonces lo vio todo clarísimo y casi que entendió su papel esa noche.
Mientras ella se bajaba, con el tono más educado que le salió y la sinceridad que pudo, le dijo un piropo inocente y capaz que hasta tierno. Ella dudó un instante, arrimó la puerta e hizo una mueca antes de cerrarla. Él se conformó con pensar que fue una sonrisa.
Terminó su jornada sin demasiados pacientes/pasajeros.
No supo nunca que esa noche la salvó del puente y el agua fría llevándose su vida.

3 comentarios:

Jorgelina Mandarina dijo...

Que lindo amiga!!!

Nos unio la lluvia! perdon por el mensajito tan temprano hoy, es que queria compartirlo con alguien.

COn respecto a tu posteo cuantas veces alguna palabra nos salva del naufragio, una palabra que para otros tal vez es insignificante, a uno le acaricia el alma y tiende un salvavidas.

Muchos besos!!!

Anónimo dijo...

DE CARA QUEDÉ
sin palabras. excelente hermani, excelente..
qué buenos oyentes que sos los tacheros, no hay dudas..

GUIA POCKETBLOG dijo...

jaja coincido en que buenos oyentes son los tchers

tal cual!!